El pasado viernes 27 de noviembre se celebró en el Espacio Cultural de la librería Santos Ochoa la cuadragésimo octava velada del Club de lectura de ADEX, con un coloquio sobre "El guardián entre el centeno", del escritor estadounidense Jerome David Salinger, considerado por numerosos expertos como uno de los libros más importantes del siglo XX. Al publicarse en 1951 en EEUU, esta novela provocó numerosas controversias por su lenguaje provocador y estuvo en la lista de libros prohibidos.
El argumento es un monólogo en el que Holden Caulfield, un chico de clase acomodada de diecisiete años al que acaban de expulsar de la escuela a la que asiste, nos cuenta los tres días que pasa vagabundeando por Manhattan antes de presentarse en su casa. Cada uno de los asistentes al club dió su opinión acerca de este adolescente solitario y confundido, oveja negra perdida en un mundo que le resulta ajeno y hostil: unos lo ven como un chico angustiado, sensible, que tiene dificultades para relacionarse con el mundo y piensa que todos los adultos son unos farsantes, otros que, como Peter Pan, Holden no quiere crecer y comenzar a ser adulto, a otros les parece un chico malhablado y vago que pasa el tiempo gastando su dinero en alcohol y prostitutas y termina en un hospital psiquiátrico...
Lo cierto es que esta novela tiene muchas lecturas, y que, como apuntó alguien en la reunión, el protagonista es sólo la excusa de la que se vale Salinger para criticar a la sociedad norteamericana. Éste es el motivo de que El guardián entre el centeno terminara siendo un símbolo para la generación desilusionada e inquieta de la posguerra.
Se debatió también la traducción del título del inglés The Catcher in the Rye, conocida en castellano hasta el año 1978 como El cazador oculto (en inglés el Catcher es el receptor o jugador que en el beisbol está agachado esperando la pelota). Sin embargo, El guardián entre el centeno es una canción infantil que Holden Caulfield canta para resaltar el tema de la infancia perdida y la relación con su hermana pequeña Phoebe, como si los niños fueran, en toda la novela, como una especie de salvación para el adolescente atormentado que nos describe Salinger.
"¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (…) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer”.
Texto y Fotografías: Blanca Alfaro