miércoles, 23 de noviembre de 2016

ASÍ FUE LA EXCURSIÓN A BORJA, TARAZONA Y VERUELA


Comenzamos la segunda excursión de este curso organizada por ADEX, que en esta ocasión nos llevó a tierras aragonesas para visitar Borja, el Monasterio de Veruela y Tarazona. Una de las cosas positivas de estas excursiones es que nos acercamos más a los compañeros y compartimos vivencias y experiencias con ellos. A mitad del trayecto comenzaron a "despertar" los componentes del "fondo sur" del autobús entonando diversas canciones que amenizaron el trayecto hasta que llegamos a Borja, donde nos esperaba la guía para enseñarnos la ciudad. Borja nos recibió con un tono gris plomizo amenazando lluvia, pero esto no nos desanimó. Primero cogimos fuerzas con las deliciosas pastas regadas con moscatel que nos había preparado la Asociación, y después terminamos de calentar nuestros cuerpos con el café de los bares de la plaza del Ayuntamiento. 


Y aquí comenzó la visita a Borja. Comenzamos por la portada del ayuntamiento, donde la guía nos hizo una breve descripción de la historia de la ciudad. Recorrimos diversas calles hasta que llegamos a la plazoleta de la Colegiada de Santa María (que no pudimos visitar por estar cerrada) y entramos en su museo. El edificio que lo alberga, terminado en torno a 1560,  es un bello ejemplo de arquitectura renacentista aragonesa. Recorrimos sus dependencias junto con las explicaciones de la guía, apreciando los cantorales, las imágenes, las tablas del antiguo retablo de la Colegiata, las pinturas y los ornamentos de culto. Seguimos paseando por sus calles, deteniéndonos en algún punto de interés mientras la guía nos explicaba su historia, hasta que llegamos al convento de la Concepción, de monjas de clausura, a cuya iglesia pudimos acceder. Un bonito retablo y sus pinturas en las paredes, crearon un marco adecuado para que dos de nuestros compañeros entonasen el "Kyrie" de la misa de Angelis. 


Y de aquí el autobús nos llevó al Monasterio de Veruela. Seguía el día plomizo, pero aguantó la lluvia. El frío arreciaba, el Moncayo imponía su ley, y aunque no era mucho el aire que "soplaba", las manos y la cara lo notaban. Una encantadora guía nos introdujo en la historia del Monasterio y nos fue explicando una a una las distintas salas. Los monjes debieron de pasar bastante frío, pues con el régimen de verduras que llevaban no tendrían muchas calorías. Vimos la cilla, la cocina, el refectorio, la sala capitular y el claustro. A través de diversas dependencias llegamos a la extraordinaria iglesia abacial del S. XII que se estructura en tres naves cubiertas con crucería simple gótica y una cabecera muy desarrollada con deambulatorio. Con bastante frío en el cuerpo terminamos la visita y nos dirigimos a Tarazona. En el restaurante "El Maquinista" comimos y pudimos entrar en calor. 


A las cuatro, la guía nos esperaba en la Catedral de Tarazona. Nos explicó primero la historia y vicisitudes constructivas del templo, para después describirnos tanto el retablo como las diversas capillas, pinturas y otros elementos arquitectónicos, terminando en el claustro. Cuando finalizamos la visita, otra guía nos esperaba en el puerta del templo para girar una visita por la ciudad. Pasamos por uno de los puentes que atraviesan el río, donde nos hizo una semblanza histórica de la ciudad, para seguir por sus calles hasta llegar a la plaza del ayuntamiento. Allí nos explicó su maravillosa fachada renacentista, que contiene las figuras de Hércules-mítico fundador de la ciudad- Pierres, Caco (seres mitológicos habitantes del cercano Moncayo) y la procesión de coronación del emperador Carlos V en Bolonia. La plaza es citada por Gustavo Adolfo Bécquer en sus "Rimas y Leyendas".


También nos comentó cómo se celebraba en esa plaza el comienzo de las fiestas en honor a su patrón San Atilano, con la aparición en la misma del "Cipotegato", un mítico personaje turiasonense encapuchado y disfrazado de arlequín con los colores amarillo, rojo y verde, el cual, atravesando la plaza, es perseguido por una muchedumbre que le arroja tomates. Si sale triunfante será subido a la escultura erigida en su honor en la misma plaza. Llegamos hasta la Iglesia de Santa María Magdalena, en el barrio del Cinto, que se caracteriza por su esbelta torre de estilo románico-mudejar. Es el templo más antiguo conservado en la ciudad, ya que su cabecera sillar con tres ábsides, de estilo tardo-románico, data de fines del siglo XII. Su torre constituye la principal referencia visual del casco antiguo. Bajamos por sus empinadas calles empedradas hasta llegar a la curiosa plaza de toros vieja, construida con planta octogonal en el antiguo prado de la ciudad. Era un edificio de 32 viviendas cuyos dueños alquilaban los balcones cuando había festejos.


Y ya aquí se despidió nuestra guía. Como todavía quedaba algo de tiempo hasta la hora de salida del autobús, nos dividimos en grupos para pasear por las calles o adentrarnos en algún bar para charlar  y comentar el día vivido. Nos despedimos de la ciudad con el cielo encapotado, pero habiendo tenido una nueva experiencia y una convivencia extraordinaria.
Hay que felicitar a Matilde por su dedicación en la preparación de este nuevo viaje y su paciencia con todos. 
Espero volver a veros en una nueva excursión. 


Texto: Daniel Pascual
Fotografías que acompañan al texto: Julián Barrado
Adjunto un enlace especial con fotografías que nos ha enviado: Ángel Collado

Muchísimas gracias a estos tres compañeros del módulo III por colaborar con nosotros.  

Enlace a las fotografías:

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